Los Verracos
En concreto, en la Dehesa de la Alameda Alta, ubicada en su término municipal, a unos 9 km de la capital, se descubrieron una veintena de ejemplares alienados, al modo de Toros de Guisando.
Fue el arqueólogo Juan Cabré Aguiló el primero que habló de estas esculturas zoomorfas que se descubrieron en la citada Dehesa de la Alameda Alta, planteando la hipótesis de que al estar situados en fértiles prados, regados por manantiales, lejos de poblados, se trataría de símbolos protectores de ganados y de tierras en donde pastaran, aunque existan dudas sobre esta interpretación al tratarse de un número elevado de ejemplares y de diversa época, morfología y tamaño, ya que, aproximadamente la mitad, son de pequeñas dimensiones con algunas con inscripciones romanas, mientras que otras están entre el metro y medio y los dos metros de longitud y con características distintas, con funciones, sin duda, diferentes, pero que finalmente se colocaron en esa Dehesa con esa finalidad protectora de la que habló Cabré.
Actualmente están identificados 25 verracos procedentes de Tornadizos de Ávila: dos en la Dehesa de Fresneda; uno, hallado en el paraje “Navaltoro” a principios de los años 60, que actualmente se encuentra en el parque de Adolfo Suarez de Tornadizos de Ávila, bajado en el año 1995, por el actual Alcalde Don Inocencio Vázquez Picado, y 22 procedentes de la Dehesa de la Alameda Alta, anteriormente mencionada. De éstos últimos, 14 se encuentran en distintas plazas y palacios de la capital abulense, como en el Palacio de los Abrantes, en el Palacio de Travesedo, en el jardín del palacio de Santo Domingo, en el Parador Nacional Raimundo de Borgoña; y otros 8 se conservan en la misma Dehesa de la Alameda Alta.